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La Comisión Europea presentó el 18 de mayo el Plan REPowerEU, el Plan para poner fin a la dependencia de la UE con respecto a los combustibles fósiles rusos, y dar respuesta a las dificultades y perturbaciones del mercado mundial de la energía causadas por la invasión de Ucrania por Rusia. Entre las medidas para alcanzar este objetivo se ha planteado el despliegue acelerado de las energías renovables para sustituir a los combustibles fósiles en la industria, el transporte, los hogares y la producción de electricidad, estableciendo como objetivo principal que las energías renovables representen el 45% del mix energético en 2030.

Se han planteado distintas líneas de actuación para su consecución, y en lo que respecta al biometano, se ha marcado un objetivo de producción anual de 35.000 millones de m3 en 2030. Para alcanzar esa producción de biometano (que representa el 20% de las importaciones actuales de gas de Rusia), habría que multiplicar por más de 10 la producción actual que es de 3.0000 millones de m3 al año.

Desde la European Biogas Association (EBA) consideran que se ese objetivo puede ser alcanzable y han planteado una posible estrategia para ello:

  • Por un lado, plantean la necesidad de inversión de 83.000 millones de euros para la construcción de 5.000 nuevas plantas de biometano, poniendo de manifiesto la importancia de no solo considerar instalaciones de gran tamaño, sino también las de tamaño mediano, que representarían en 80 % de esas nuevas plantas
  • Por otro lado, plantean que la conversión de plantas existentes (en estaciones depuradoras de aguas residuales, plantas de tratamiento de residuos, industrias privadas…) de biogás a plantas de biometano podría desbloquear hasta 17.000 m3 de biometano, considerando la capacidad de producción de biogás actual.  

Junto a ello, una inversión en tecnologías de gasificación también podría ayudar a reducir las necesidades de gas natural, pudiendo aprovechar así el potencial de residuos lignocelulósicos.

Considerando esta posible estrategia y teniendo en cuenta que la producción de biometano en Europa continúa creciendo a un ritmo elevado (un incremento del 25% de 2019 a 2020, de acuerdo con los datos de la EBA), parece que es viable que este objetivo se pueda alcanzar. Sin embargo, es importante destacar que el desarrollo del sector del biometano en Europa se está llevando a cabo a una velocidad muy desigual entre los países miembros, y que esto es causado principalmente por los distintos mecanismos de apoyo vigentes en cada país y los diferentes contextos legislativos.

En el caso de España, la carencia de un marco regulatorio y de medidas de apoyo hasta el momento han hecho que, a pesar de tratarse de un país con un gran potencial, el sector esté muy poco desarrollado.

Según a datos del IDAE (instituto para la diversificación y ahorro de energía) de 2018 y otros estudios posteriores, se estima que el potencial de producción de biometano en España es de 137 TWh anuales. Este potencial que permitiría cubrir alrededor del 35 % de la demanda de gas española, sitúa a España como el tercer país europeo con mayor potencial después de Francia y Alemania. Sin embargo, la producción española actual de biometano de 0,21 TWh al año y la existencia de únicamente 6 plantas de biometano, reflejan el gran desaprovechamiento de este potencial y lo poco desarrollado que se encuentra el sector en comparación con otros países como Francia y Alemania con sus más de 300 y 200 plantas de biometano, respectivamente. Es lógico pensar que, si la implantación de mecanismos de apoyo ha permitido impulsar el desarrollo del sector en otros países europeos, en España podrá ocurrir lo mismo. Por ello, desde el Gobierno de España ya se han empezado a plantear algunas medidas, como las planteadas en la Hoja de ruta del biogás o el Real Decreto 376/2022, de 17 de mayo, por el que se regular el sistema de garantías de origen de los gases renovables. Nos encontramos ante un momento muy importante para el biometano en nuestro país y durante los próximos meses se espera ver como este contexto general comienza a impulsar nuevos proyectos que ayuden a aprovechar el gran potencial disponible.